Conoce el Centro Virtual de Lecto-escritura -UDI-

En este blog encontrará 2 secciones de consulta: Recursos para estudiantes y Recursos para docentes, en las que podrá acceder a variadas guías de estudio relacionadas con la lectura y la escritura. Así mismo, hallará una sección dedicada al Club de lectura de la UDI que le ofrecerá los análisis de las lecturas abordadas en sus sesiones para orientar y enriquecer su manera de hacer lectura crítica. Finalmente, está la sección del Plan lector, donde se comparten los avances del plan "La UDI lee" (proyecto en desarrollo).

lunes, 26 de octubre de 2015

Guía: EL TEXTO ARGUMENTATIVO



Es un texto que busca sustentar y probar una propuesta personal sobre un tema abierto a debate. Por tanto, constituye un ejercicio crítico que demuestra la habilidad del autor para tomar una posición respecto a un problema teórico/práctico y plantear una solución o interpretación. Lo anterior implica que el texto argumentativo intenta convencer o persuadir al lector.


Elementos fundamentales del texto argumentativo:


La TESIS: es la proposición que encierra la propuesta del autor; puede manifestarse de manera explícita en un periodo o plantearse de manera implícita (el lector tiene que inferirla). 

Es importante no confundir la TESIS con el TEMA del texto, para ello, recuerde que el tema es el contenido o la problemática que enmarca el texto, mientras que la tesis es una propuesta específica y subjetiva que se hace al respecto. Por ejemplo, podemos hablar del tema de “la libertad”, concepto amplio que suscita muchos debates y análisis. Para desarrollar un  texto argumentativo sobre ese tema (general), hemos de plantear una propuesta subjetiva (particular) como: “la libertad no es un derecho, sino un privilegio que se gana con responsabilidad”.



  Los ARGUMENTOS: como se habrá notado, ante la tesis anteriormente planteada podrán surgir muchas posiciones; habrá quienes la apoyen y quienes la descalifiquen, por ello, el autor debe darse a la tarea de PROBAR la tesis, es decir, de SUSTENTARLA de manera LÓGICA y COHERENTE. Esto se logra a través de una serie de ideas que desarrollan y explican la viabilidad de la tesis: los argumentos.



MARCO TEÓRICO: la argumentación, en el ámbito académico, requiere un sustento teórico que la respalde, especialmente si pretende aportar a la investigación y al análisis en una disciplina. Esto implica reconocer que toda propuesta debe presentarse inscrita en una corriente teórica que la valide; necesitamos demostrar que hemos leído y conocemos el tema ampliamente. Es preciso, entonces, vincular nuestros planteamientos con otros precedentes y demostrar que estamos ofreciendo un aporte. De lo contrario, la propuesta no pasará de ser una opinión sin fundamentos.




Estructura del texto argumentativo


1.La INTRODUCCIÓN es la parte que abre el texto argumentativo. En ella se consigna información como:

  • Tema del texto descrito dentro del contexto que abordaremos.
  • Tesis derivada del tema.
  • Objetivo del texto (¿para qué planteamos esa tesis?)

  • Descripción general del desarrollo del texto.

  • Si se trata de un texto extenso y complejo (como un artículo académico), es recomendable, dentro de la introducción, hacer una presentación del marco teórico a partir del cual se desarrollará la argumentación, de esta manera, el lector conocerá los conceptos claves y el enfoque teórico que  encontrará (y, de no conocerlos, podrá consultarlos antes de adentrarse en el texto).



  2.Los PÁRRAFOS DE DESARROLLO constituyen la parte más extensa del texto, pues en ellos se organizan los argumentos y su correspondiente sustentación. Algunos autores prefieren presentar el marco teórico a medida que van adelantando su argumentación, lo cual resulta válido siempre y cuando no se olvide hacer esta ilustración al lector.



3.La CONCLUSIÓN contiene la culminación del texto y la última oportunidad para persuadir al lector de manera contundente. Por tanto, implica hacer un breve recuento del hilo argumentativo que hemos desarrollado para conectarlo directamente con la tesis. Tenga presente que no se trata de repetir los argumentos, sino de resumirlos de manera articulada para que conduzcan sin equívoco a la tesis.



La conclusión también es la oportunidad para hacer una reflexión general acerca del tema que se ha abordado y sobre cómo la tesis que propusimos representa un aporte al mismo. En otras palabras, nos permite hacer una autoevaluación de los alcances de nuestro trabajo.





Recomendaciones generales:


  • Delimitar rigurosamente la tesis  (no proponer más de lo que se puede desarrollar).
  •  Usar argumentos claros y bien desarrollados. 
  •  Partir de premisas fiables y concretas. 
  •  Organizar los argumentos de manera estratégica, respetando las secuencias y, en lo posible, llevándolos de menor a mayor relevancia.
  •  Utilizar un léxico específico, concreto, claro y con términos consistentes. 
  •  Utilizar ejemplos, contrastes, analogías para argumentos sólidos.
  •  Utilizar fuentes bibliográficas confiables y de autoridad.
  •  Utilizar argumentos lógicos, deductivos y de contraste.



La argumentación


La argumentación es el desarrollo de las ideas que prueban nuestra tesis. Dichas ideas deben estar muy bien definidas y delimitadas, es decir, se deben identificar y diferenciar claramente, pues de lo contrario parecerá que sólo proponemos un argumento  sustentado de diferentes maneras. Existen varios métodos para sustentar nuestra posición, a continuación señalamos algunos de los más usados:


-En primera instancia, como se mencionó anteriormente, toda argumentación debe estar validada por un fundamento teórico. Esto implica la citación de autoridades competentes en el tema que nos sirvan para apoyar o contrastar nuestras ideas. Es muy importante asegurarnos de que los autores y las teorías citadas son pertinentes en la actualidad y en el contexto al cual las aplicamos.


Por otra parte, las citas de autoridades también se pueden usar para marcar una oposición cuando nuestra propuesta implica refutar otros planteamientos. En ese caso, es indispensable asegurarnos de conocer con precisión aquello que pretendemos criticar.


-A la hora de argumentar, es importante tener presente la lógica de Aristóteles y sus silogismos, pues nos conducirán a propuestas más sólidas. El silogismo es una forma de razonamiento en la que una conclusión se deriva directamente de su relación con dos premisas precedentes. Por ejemplo, podemos enunciar:

Premisa 1: Todos los seres humanos tienen derecho a la libertad.

Premisa 2: Las personas de piel negra son seres humanos.

Conclusión: Las personas de piel negra tienen derecho a la libertad.



Nótese que en el silogismo la conclusión se deriva como una propuesta lógica, evidente. No obstante, tenga presente el contexto en que se enuncian las premisas del ejemplo y la forma en que pueden ser desarticuladas por discursos ideológicamente sesgados. Así, un esclavista podría haber argumentado: “no, las personas de piel negra no son seres humanos y, por tanto, se les puede privar de la libertad”. Por ello, es importante recordar que todo discurso, por objetivo que pueda parecer, siempre va a estar marcado por un componente ideológico.


Al argumentar de acuerdo a este esquema, es útil distinguir dos posibles procesos: la deducción y la inducción.


Deducción: como en el ejemplo, anterior, en la deducción la conclusión se deriva claramente de una cadena de premisas; es un razonamiento que va de lo general a lo particular (ej.: Todos los hombres son mortales.  Sócrates es un hombre.  Por lo tanto, Sócrates es un mortal).
 Inducción: en este razonamiento se parte de premisas particulares para llegar a una posible conclusión, a manera de predicción (siempre ha llovido en septiembre. La próxima semana será septiembre. Por lo tanto, la próxima semana lloverá).


-Argumentos por analogía: se recurre a un caso precedente cuyas características favorecen nuestra argumentación para sustentarla. Por ejemplo, si estoy argumentando en contra de la discriminación de las personas homosexuales, puedo comparar su situación con la vivida por las comunidades de ascendencia africana e  incluso con la de las mujeres en épocas pasadas, resaltando los logros alcanzados en los casos citados.


-Argumentos de causa y efecto: se sustenta a partir de la búsqueda de las causas posibles de un efecto, demostrando su relación directa. Por ejemplo, si queremos probar que “el machismo es un fenómeno social todavía vigente en nuestra cultura”, podemos señalar uno de sus efectos, como que “la igualdad de derechos y de oportunidades de la mujer todavía no se ha conseguido plenamente”.


-Argumentos por definición: esta argumentación parte de principios aceptados por la sociedad, generalmente derivados de aportes de las distintas ciencias. Por ejemplo, si usted va a debatir en contra del aborto, proponiendo que se trata del asesinato de un ser humano, puede recurrir a investigaciones científicas que indiquen en qué punto se puede hablar de que dicho ser ya está biológicamente constituido como tal.


-Argumentos por ejemplificación: consiste en sustentar una posición a través de la ilustración con casos particulares, anécdotas, hechos, etc. Al usar este tipo de argumentación es preciso saber que no cualquier ejemplo puede resultar pertinente y relevante, por lo que es necesario tener presente que:


El ejemplo debe corresponder directamente a la situación que se busca ilustrar.

A mayor cantidad de ejemplos, más fuerte será nuestro argumento.

Lo ejemplos deben ser específicos y claramente identificables.

La existencia de contra-ejemplos relevantes, específicos y claramente identificables debilitan el argumento.

-Conceder y refutar: a la hora de argumentar es importante conocer los debates que suscita el tema que abordamos y las posiciones contrarias a la nuestra para aprender a dialogar con ellas. Un argumento cerrado, que no reconoce otras posturas, se arriesga a parecer dogmático. Al contrario, el análisis de tales posturas nos puede servir para evaluar su baja viabilidad en comparación con la nuestra. 


-El contraargumento: dentro del esquema de conceder y refutar, resulta útil adelantarse a las objeciones que se han planteado o que se podrían plantear a nuestros argumentos. De esta manera, podemos ofrecer una evaluación de las falencias de esa objeción para invalidarla y volver a validar la nuestra.




Falacias

(Tomado de Las claves de la argumentación de Anthony Weston)


En contraposición a las estrategias de argumentación recomendadas, existen otras que encierran errores o persiguen fines falsos, a éstas se les denomina falacias. No obstante, valga aclarar que, en rigor, se denomina falacia al razonamiento aparentemente válido  cuya conclusión no se desprende de las premisas. El término proviene del latín «fallatia», que significa engaño, y se emplea como sinónimo de sofisma, palabra que acuñaron los griegos para designar al argumento engañoso.


-Generalización: consiste en extraer conclusiones de una muestra demasiado pequeña, por ejemplo, si en Colombia se han gestado poderosos carteles del narcotráfico, asumo que todos los colombianos son narcotraficantes o están vinculados con las drogas.


-Olvido de alternativas: esta argumentación asume que si hay una relación entre los sucesos A y B es porque A causa B, olvidando que B podría causar A; alguna otra cosa podría causar ambos, A y B; A puede causar B, y B puede causar A, o A y B pueden no estar causalmente relacionados.


Estas explicaciones alternativas pueden ser olvidadas si usted acepta la primera explicación que se le ocurra. No se precipite, usualmente hay muchas más explicaciones alternativas de las que piensa.

Por ejemplo, en la afirmación:

“Una buena manera de evitar el divorcio es tener sexo con frecuencia, porque las estadísticas muestran que los esposos que tienen sexo frecuentemente, rara vez piden el divorcio.”


Se ha descuidado que:

Aunque tener sexo frecuentemente está correlacionado con permanecer casado, también puede ser que permanecer casado conduzca a tener sexo frecuentemente; o que alguna otra cosa (¡amor y deseo!) causa tener sexo frecuentemente y permanecer casado; o que cada uno causa lo otro. O posiblemente, tener sexo y permanecer casado no son sucesos causalmente relacionados.


-Ad hominen: atacar a la persona de la autoridad alegada, en vez de atacar sus cualificaciones. 

-Ad ignorantiam (apelar a la ignorancia): argüir que una afirmación es verdadera solamente porque no se ha demostrado que es falsa. Un ejemplo clásico lo constituye la siguiente declaración del senador Joseph McCarthy cuando interrogado acerca de la prueba que sustentaba su acusación de que cierta persona era un comunista dijo:

No tengo mucha información sobre esto, excepto la declaración general de la Oficina de que nada hay en el expediente para refutar sus conexiones comunistas.”

Este es un ejemplo extremo de «argumentar» a partir de una información incompleta: aquí simplemente no hay ninguna información.


-Ad misericordiam (apelar a la piedad): apelar a la piedad como un argumento en favor de un trato es­pecial:

Sé que he suspendido todos los exámenes, pero si no apruebo este curso, tendré que repetirlo en una escuela de verano. ¡Usted tiene que dejarme aprobar!


-Ad populum: apelar a las emociones de una multi­tud. También, apelar a una persona que «se comporta» como la multitud. Verbigracia: «Todo el mundo lo hace.» Ad populum es un buen ejemplo de un mal argumento basado en una autoridad: no se ofrece ninguna razón para mostrar que «todo el mundo» es una fuente bien informada o imparcial.


-Ambigüedad: usar una palabra simple o una afirmación que pueden ser interpretadas en más de un sentido. 


-Composición: asumir que un todo debe tener las propiedades de sus partes. Por ejemplo, «dado que los miembros del equipo son atletas magníficos, el equipo debe ser un equipo magnífico». Incluso atletas magníficos pueden tener poco talento para cooperar en un equipo. Opuesto a la falacia de la división.


-Definición persuasiva: definir un término de tal manera que parezca neutral, pero que de hecho es sutilmente emotivo, por ejemplo: Ambrose Bierce, en su The Devils Dictionary, define «fe» como «creencia sin pruebas en lo que está diciendo una persona que habla sin conocimiento, de cosas inauditas». Las definiciones persuasivas pueden tener también una carga emotiva positiva, por ejemplo: definir «conservador» como «alguien con una opinión realista de los límites humanos».


-Descalificar la fuente: usar lenguaje emotivo para menospreciar un argumento incluso antes de mencionarlo:


Confío en que usted no se haya dejado engañar por aquellos pocos intransigentes, quienes todavía no han pasado la edad de la superstición que...”

Más sutil:

Ninguna persona razonable piensa que...



-División: asumir que las partes de un todo deben tener las propiedades de un todo. Verbigracia: «Dado que es un equipo magnífico, los miembros del equipo deben ser atletas magníficos.» Un grupo de jugadores pueden cooperar eficazmente sin ser individualmente jugadores destacados. Opuesto a la falacia de la composición.


-Falso dilema: reducir las opciones que se analizan sólo a dos, a menudo drásticamente opuestas e injustas para la persona contra quien se expone el dilema. Por ejemplo, «Estados Unidos: ámalo o déjalo». El siguiente es un ejemplo más sutil extraído de un trabajo de un estudiante: «Dado que el universo no podría haberse creado de la nada, debe haber sido creado por una fuerza viva inteligente...» ¿Es la creación por una fuerza viva inteligente la única otra posibilidad? Argüir a partir de un falso dilema es, a veces, una manera de no jugar limpio; obviamente, también olvida alternativas.


-Hombre de paja: caricaturizar la opinión de un oponente de manera tal que resulte fácil refutarla. 


-Non sequitur: extraer una conclusión que «no se sigue», que no es una inferencia razonable de una prueba. 


-Petición de principio petitio principii—: usar de un modo implícito la conclusión como una premisa:

Dios existe porque así lo dice la Biblia, lo que sé que es verdad porque, después de todo, Dios la escribió.

Para escribir este argumento en la forma de pre­misa y conclusión, debería escribir:

La Biblia es verdad, porque Dios la escribió.

La Biblia dice que Dios existe.

Por lo tanto, Dios existe.

Para defender la afirmación de que la Biblia es verdad, el argumentador afirma que Dios la escribió. Pero obviamente, si Dios escribió la Biblia, Él existe. Luego, el argumento asume precisamente aquello que está tratando de probar.
 

-Pista falsa: introducir una cuestión irrelevante o se­cundaria y, de ese modo, desviar la atención de la cuestión principal. Usualmente, la pista falsa hace re­ferencia a una cuestión acerca de la cual las personas tienen opiniones contundentes, para que nadie advierta como se está desviando la atención. En una dis­cusión sobre la seguridad, relativa a las diferentes marcas de automóviles, por ejemplo, la cuestión de qué coches son fabricados en el país y cuáles son importados, es una pista falsa.


-Post hoc, ergo propter hoc (literalmente: «después de esto, por lo tanto, debido a esto»): asumir la causalidad demasiado pronto sobre la base de la mera sucesión en el tiempo. 


-Preguntas complejas: exponer una pregunta o una cuestión de tal manera que una persona no pueda acordar o discrepar con usted sin obligarse con alguna otra afirmación que usted quiere promocionar. Un ejemplo simple: «¿Es usted aun tan egocéntrico como solía ser?» Tanto si la respuesta es «sí» o es «no», se obliga a aceptar que usted solía ser egocéntrico. Un ejemplo más sutil: «¿Seguirá a su conciencia, en vez de a su cartera, y hará una donación para la causa?» Con ello se logra que cualquiera que diga «no», a pesar de sus verdaderas razones para no realizar el do­nativo, se sienta innoble. Cualquiera que diga «sí», a pesar de sus verdaderas razones para realizar el dona­tivo, se siente noble. Si usted quiere un donativo, pida simplemente un donativo.


-Provincianismo: error por universalizar un hecho local. He oído argumentar muy seriamente, por ejem­plo, que comer tres comidas diarias es un comportamiento humano universal.



-Suprimir prueba: presentar sólo una parte de un conjunto de datos que apoyen su afirmación, ocultando las partes que la contradicen.



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