Hablar de debate supone hablar
de argumentación. Por eso, primero nos referiremos a la argumentación como
secuencia textual.
La argumentación se hace
necesaria cuando alguien no está de acuerdo con una opinión, una prueba, una
interpretación o un punto de vista. Se trata de una operación discursiva
dispuesta a influir sobre un público determinado, por ejemplo, los discursos
publicitarios y políticos en su mayoría son de naturaleza argumentativa, pues
buscan convencernos de apoyar una posición o un producto particular.
Argumentar es intentar, mediante
el discurso, que el receptor tenga una conducta determinada; se busca conseguir
que dicho receptor crea en lo que decimos, que cambie sus convicciones u
opiniones. La argumentación sirve para inducir, refutar o estabilizar creencias
y posiciones, por eso tiene una eficacia de tipo práctico. Se utiliza para
desarrollar temas que se prestan a controversia, y su objetivo fundamental es
ofrecer información exhaustiva a la vez que intenta persuadir al lector
mediante un razonamiento lógico.

Desde el punto de vista de la
lógica, se tiene en cuenta la noción de causalidad, que proporciona un orden
objetivo; ésta explica por qué un hecho sucede de una determinada forma y no de
otra. Desde la perspectiva dialéctica, el texto de la argumentación se mueve entre
dos probabilidades, nunca sobre certezas. Así, la argumentación se asienta en
el campo de lo verosímil y de lo probable y, por lo tanto, se opone a la
evidencia. Esto implica que la argumentación no se mueve solamente en el campo
de lo objetivo, sino también de lo subjetivo: se pretende influir en los
receptores y para ello se sirve de los medios de la antigua retórica..
Elementos de la argumentación
Los elementos que generalmente constituyen una argumentación son la tesis, el cuerpo argumentativo y la conclusión.
La tesis es la idea fundamental en torno a la cual se reflexiona, y puede aparecer al principio o al final del texto. Si aparece al final, se omite la conclusión porque resulta innecesaria (la tesis hace parte de la conclusión).

Las pruebas de los argumentos sobre
los que se fundamenta la tesis pueden manifestarse a partir de:
- Hechos: son fruto de la observación y son supuestos, convenidos, posibles y probables.
- Verdades: son sistemas complejos de hechos irrefutables.
- Presunciones: hecho que se entiende probado simplemente por darse los presupuestos para ello.
- Valores abstractos: válidos para contextos particulares, pues son relativos, como la justicia, la verdad, la humanidad.
- Valores concretos: normalmente sirven de fundamento a los abstractos, pretenden tener un carácter objetivo.
En el cuerpo argumentativo es
donde se incorporan citas, argumentos de autoridad, ejemplos, que sirven para
sostener una opinión y derrocar la contraria. A la par, la refutación es otra
de las vertientes de la argumentación, consiste en una objeción a un argumento.
Tipos de argumentos utilizados en el razonamiento
- El argumento de autoridad (te lo digo yo):
La argumentación se apoya en
testimonios fidedignos y citas que manifiestan la opinión de hombres famosos y
de expertos sobre el tema. El objetivo de la cita es reforzar una idea o bien
adelantarse a argumentos contrarios.
El argumento puede ser directo o
indirecto; indirecto si no se refiere directamente al tema que alude.
- Proverbios y refranes:
La ayuda de máximas, proverbios
y refranes conservados por la tradición poseen además mucha fuerza expresiva,
un valor de verdad admitido sin reservas. Es un recurso persuasivo necesario en
la argumentación.
- El sentir general de la sociedad:
El argumento apela al sentir de
la sociedad con la clara intención de lograr la defensa y, sobretodo, de
convencer.
Los argumentos se pueden clasificar en:
- Argumentos por asociación (causales, que relacionan fines y medios, de la inercia, de la persona; ejemplos; comparaciones).
- Argumentos por disociación (se pueden dar a través de pares contrarios, y también de pseudoargumentos como el ridículo, la reducción al absurdo, la ironía, las definiciones, las tautologías, las reglas de justicia, la reciprocidad, la inclusión, la división del todo en partes).
La argumentación oral
- Ahora bien, en principio, un participante de una discusión argumentativa siempre debe tratar de anticipar la respuesta de la otra parte. Los participantes mismos son los responsables de cómo se desarrolla la discusión y por su calidad, por eso deben evitarse conflictos y acuerdos espurios.
- No es conveniente tampoco encarar varios argumentos al mismo tiempo, ni tampoco alargar mucho una discusión; también es recomendable llegar a una conclusión clara.
- Al preparar un discurso argumentativo debe brindarse especial atención a la introducción que debe ser atractiva y clara.
- Otro factor importante es la presentación misma del discurso, que debe ser clara, atractiva, pausada, acorde a la ocasión y a la audiencia.
En la vida diaria, la
argumentación oral está muy presente. La gente dedica mucho tiempo al debate y
no tanto desde lo formal, sino en charlas informales y en conversaciones
cotidianas. No siempre es fácil establecer la línea divisoria entre una
conversación ordinaria y una argumentativa.
PREPARACIÓN
Al preparar una discusión, no se
sabe con anticipación exactamente en qué puntos se apoyarán los otros. Por eso
hay que concentrarse en qué se puede esperar de ellos. Una buena preparación
permitirá ser flexible en las respuestas de la parte contraria.
Estar bien preparado supone
estar completamente familiarizado con los tópicos que se van a discutir y los
pro y los contra de las diferentes posiciones, así como también decidir la
postura que se adoptará. Las bases de la defensa de la postura que se va a
sostener resultan de la respuesta a estas dos preguntas:
-¿cuál es el punto de vista propio?
-¿cuáles son los argumentos que se van a adoptar?
Las respuestas a estas preguntas
formarán las bases de la defensa y de la postura a sostener.
Una segunda cuestión es
anticipar qué posición va a adoptar la contraparte y el fundamento del asunto
en cuestión. Si no se sabe qué hará la otra parte, es conveniente pensar las
objeciones al punto de vista y a los argumentos. Es importante en este segundo
punto considerar las preguntas siguientes:
-¿cuál será posiblemente el otro punto de vista a adoptar?
-¿qué argumentos podría emplear?
-¿qué objeciones se podrían plantear?
Reiteramos, no siempre se sabe
qué hará la otra parte, pero es conveniente pensar qué objeciones probablemente
se hagan al punto de vista que adoptamos.
Hay dos consideraciones
importantes. Por un lado, si no se espera una oposición fuerte al punto de
vista, puede emplearse más tiempo en una defensa lo más sólida posible. Una
revisión analítica puede ayudar a confrontar los argumentos propios y ver dónde
se necesita mejorar. Se pueden imaginar las objeciones y cómo responder a
ellas.
Por otro lado, si se espera una
férrea resistencia hay que dedicarle mucho tiempo a la anticipación de la
posición del oponente e incluso los argumentos que éste puede llegar a usar. Si
no es posible obtener información acerca de qué postura va a sostener el otro
punto de vista, entonces se debe trabajar la reflexión acerca de los argumentos
que podrían sostener un punto de vista encontrado con el de uno. Una revisión
analítica puede facilitar pensar cómo responder a los argumentos contrarios.
Puede también decidirse la incorporación de algunas de estas respuestas en la
presentación propia y las otras pueden quedar en lista para ser empleadas en el
debate.
EN LA DISCUSIÓN

La responsabilidad de ellos
empieza en el empleo del lenguaje. Para evitar interpretaciones erróneas o
ambiguas el cuidado del lenguaje debe ser claro y debe interpretar los juicios
del oponente lo más exactamente posible. Esto es muy importante en el momento
de la confrontación.
Los desajustes en la comprensión
pueden ser meramente verbales y no
verdaderos y auténticos desacuerdos. Puede ser que los participantes sostengan
una misma opinión pero que hablen con propósitos cruzados porque definen el
punto de vista de distintas maneras. En este caso lo que se necesita es
precisión. De hecho, un enunciado puede tener muchas interpretaciones.
Para asegurar que los hablantes
se refieran a lo mismo, se pueden emplear definiciones para los términos más relevantes de la
discusión. No importa si esa definición es similar a la que se emplea en el
lenguaje cotidiano o si puede ser una forma no usual o un significado técnico.
La definición debe encajar con el propósito del debate.
Hablando con fines distintos se
llega a un desacuerdo espurio y si se
debate sobre este falso desacuerdo, es posible que la auténtica diferencia de
opinión no se lleve a cabo.
La auténtica discusión sólo
puede empezar una vez que se constata que efectivamente hay una diferencia de
opinión, cuáles son los puntos de desacuerdo y cuáles son las posturas que
toman los participantes.
Para participar de una discusión
ordenada los participantes deben observar un número importante de reglas, como
por ejemplo:
- Cada acuerdo alcanzado en el debate debe ser relevante para el tema que se tiene entre manos en ese momento. No sirven soluciones previas antes que el problema se haya clarificado. No sirve presentar la información esencial luego que se hayan tomado las decisiones correspondientes. Los participantes deben hablar sólo si tienen algo para decir, pero tampoco deben rehusar alcanzar un acuerdo relevante.
- Es mejor evitar presentar muchos puntos al mismo tiempo. En este caso, la discusión puede volverse caótica. Es mejor comenzar por un punto o dos y no seis puntos. Los participantes deberían restringirse a un par de puntos importantes y no proponer temas o asuntos en detalle.
- La función de cada contribución debe ser clara. Eso quiere decir que hay que preguntarse por qué el hablante está respondiendo como lo hace, si está tratando de plantear algo en forma correcta, si está ofreciendo una evidencia suplementaria o solamente una explicación, si está presentando una solución alternativa.
- Los participantes no deberían llevar adelante un debate con repeticiones innecesarias o pretender volver a tratar puntos ya considerados.
- La discusión debe arribar a una conclusión clara. Debe ser evidente si la diferencia de opinión se ha resuelto y cuál es la resolución. Las consecuencias de la resolución también deben ser claras y sobre eso habría que plantearse si se deberían reportar los acuerdos a alguien e, incluso, cuáles serían los pasos siguientes.
PREPARACIÓN DE UN DISCURSO ARGUMENTATIVO

Al preparar el discurso
argumentativo, los participantes deben tener en cuenta, en una revisión
analítica, cuáles son los argumentos que van a emplear. Esa revisión analítica
es el corazón del discurso. Sin embargo, muchas veces un discurso comprende más
de una sola argumentación. Normalmente comienza con una introducción en la que
hay que ganar la atención de la audiencia y provee información de soporte. La
argumentación empieza después de esto. El orador presenta argumentos para
sostener su punto de vista y puede
tratar de encontrar objeciones. Finalizada cada presentación, el hablante
repite el punto de vista y sintetiza los argumentos más importantes.
En la introducción, hay muchas
maneras de ganar la atención de la audiencia. Puede ser que se relate una
experiencia personal o que se haga una cita sorprendente, o que se proponga una
anécdota interesante. Puede referirse a un evento corriente o un incidente
histórico conocido. Por supuesto que es necesario que la conexión entre la
introducción y los argumentos sea clara.
En la introducción puede
plantearse el punto de vista defendido, el orador explica de qué va a hablar y
qué posición va a adoptar.
Hay varias precisiones:
- Si el orador espera que su punto de vista encuentre una férrea resistencia, puede ser adecuado mencionar primero los argumentos y llevar a la audiencia paso a paso a la conclusión.
- Si el orador da argumentos no sólo para sostener su punto de vista, sino contra el opuesto, debe decidir en qué orden hacerlo. Es más común mostrar en primer lugar que el punto de vista contrario es insostenible y entonces dar argumentos para el punto de vista propio. También es posible invertir el orden y, si la argumentación no se vuelve confusa, se pueden alternar partes de defensa y de ataque. Los argumentos más sólidos irán al inicio o al final.
-La conclusión del discurso
deberá fijar los puntos más importantes en la mente de la audiencia. Ni
podrá plantearse un punto nuevo, ni tampoco podrá repetirse un argumento
completo. Un toque interesante es volver a la introducción para crear la idea de un todo bien
redondeado.
-Muchas veces hay un empleo estricto del tiempo y por lo tanto cada
palabra cuenta. El vocabulario que use debe sonar natural o si debe leer, leer
con énfasis. El discurso sonará más vivaz y natural si los oradores eligen sus
palabras en el momento de hablar.
-Un orador con poca experiencia debe escribir la introducción y la
conclusión y debe colocar los principales argumentos en una revisión analítica.
Nunca debe perder el hilo de la argumentación.
PRESENTACIÓN
- El discurso debe ser presentado con claridad para poder seguir la secuencia del orador.
- La audiencia no debe aburrirse, por eso el discurso debe ser agradable.
- La pieza oratoria debe ser adecuada a la ocasión y a la audiencia, es decir, si el público es lego, las explicaciones no deben ser muy técnicas ni emplear vocabulario rebuscado o técnico. Para una audiencia de especialistas sí, esto es lo que se requiere.
- Con relación al estilo, también hay que tener en cuenta la audiencia y la ocasión y el discurso será más de corte académico o más familiar.
- De todos modos es mejor no hablar con demasiada formalidad.
Hay algunos puntos que pueden
servir como guía para que el discurso no suene agobiante ni denso:
-Hacer oraciones breves.
-Formularlas de modo conciso.
-Reemplazar palabras complicadas por otras más comunes.
-Variar la estructura de la oración y el tipo de oración.
-Emplear indicadores de argumentación y de puntos de vista.
-Limitar el uso de la voz pasiva.
-Ilustrar las ideas o conceptos abstractos con ejemplos concretos.
-Dirigirse cada tanto al público directamente.
-Indicar claramente cuando se da una cita.
-Dejar en claro cuando se está exponiendo el propio argumento y repetir
los puntos importantes.
Aun así, una presentación
desmañada y el factor tiempo son otros aspectos a tener en cuenta, por eso los
siguientes indicadores son también importantes:
-No anunciar más de los que se va a hacer.
-No repetir que hay mucho más para decir ni tampoco que no se dispone
del tiempo suficiente.
-Evitar una introducción de la introducción.
-Evitar dar la impresión de que uno no está bien preparado o que es
indiferente al tema.
-No ser muy crítico ni muy condescendiente.
-No explicar obviedades.
-No ser modesto por demás ni excusarse de manera innecesaria.
-No posponer la conclusión.
-No terminar de modo abrupto y asegurarse que la conclusión se ha identificado con claridad.
BIBLIOGRAFÍA
Álvarez Miriam, Tipos de escrito
II: Exposición y argumentación. Arco libros
Bassols y Torrent, Modelos textuales
Serrano, María José, 2006. Gramática
del discurso, Akal, Madrid.
Van Esmeren, Frans y otros.
2006. Argumentación, Biblos, Buenos Aires.
Material editado de la guía de la profesora Beatriz González
Fernández.
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