La lectura es un proceso complejo que comprende
habilidades de decodificación, interpretación, contraste y análisis. Un buen
lector está en capacidad de interpretar su papel de manera activa, es decir,
asumiendo la tarea de “re-construir” o “re-significar” los textos. Este
postulado implica que el lector tiene una gran responsabilidad: de sus
hipótesis e inferencias depende que el texto SIGNIFIQUE algo; se le exige al
lector que indague, analice y construya, de lo contrario no se hará efectivo
ningún mensaje.
¿Cómo interpretar entonces? El filósofo
italiano Umberto Eco llamó la atención sobre un factor clave: “un texto es un
mecanismo perezoso o económico que vive del sentido que el destinatario
introduce en él” y, por tanto, “…está plagado de espacios en blanco, de
intersticios que hay que rellenar; quien lo emitió preveía que se los
rellenaría y los dejó en blanco…” (Lector
in fabula, 1993, pág 76).

De
tal modo, reconstruir el texto es realizar inferencias acertadas, las cuales
sólo se logran a partir de dos pautas: primero, usted se debe entrenar en la
identificación de las pistas que deja el autor para guiarlo, y, segundo, es
indispensable que cuente con unos conocimientos enciclopédicos que le sirvan de
referencia, además de estar en capacidad de relacionar lo leído con diversos
contextos, incluyendo el suyo.
Con el fin de favorecer estos procesos,
encontrará a continuación algunas recomendaciones que podrían ayudarle a
enriquecer sus lecturas:
1. ACTIVIDADES PREVIAS A LA LECTURA:
- Pregúntese para qué lee el texto: ¿lo hace por gusto o por obligación? Incluso si se trata de una lectura asignada como tarea, antes de leer, asegúrese de hallarle sentido a esa tarea; identifique las razones que lo conectan con el texto, lo que necesita de él, lo que le puede aportar. No se resigne a leer “por obligación”; asuma la responsabilidad de la tarea que iniciará con conciencia de su utilidad.
- Contextualice la obra: conocer desde dónde se enuncia un mensaje es un paso indispensable para interpretarlo adecuadamente. Infórmese sobre quién escribió el texto, cuál era su disciplina, sobre qué tipo de temas trabajaba, en qué contexto se ubicó o dentro de qué corriente se le clasifica. A la par, al analizar un texto, tenga presente el contexto histórico y teórico en que este surgió para evaluar la pertinencia y relevancia de sus propuestas en distintos contextos.
- Consulte qué importancia tiene el texto que va a leer; averigüe si es una obra conocida y por qué (evite leer reseñas o artículos que adelanten demasiados detalles sobre el contenido).
- Pregúntese qué sabe sobre el texto, cuáles son sus presaberes (saberes previos) sobre el tema. Es importante tener algunas referencias sobre lo que se abordará. Nuevamente, si es necesario, haga breves consultas para informarse.
2. ACTIVIDADES DURANTE LA LECTURA
- Revise la estructura general del texto (ojéelo).
- Lea atentamente título, epígrafes, imágenes y demás elementos anexos; pregúntese qué pueden significar, qué le aportan al texto.
- Mientras lee, señale las palabras que no entiende y consúltelas.
- Realice una segunda lectura del texto y haga anotaciones o señale citas que considere importante recordar.
- Finalmente, pregúntese: ¿sobre qué trataba el texto? Vuelva sobre citas o apartados clave para resolver este interrogante.
3. ACTIVIDADES POSTERIORES A LA LECTURA:
Para analizar el texto y corroborar su
comprensión, hágase las siguientes preguntas:
- ¿Qué tipo de texto es? ¿Por qué? ¿Cuál es su estructura?
- Determine tema y tesis del texto (tesis, si se trata de un texto argumentativo).
- Describa los argumentos o la historia (dependiendo del tipo de texto).
- ¿Cuál es la intención del autor del texto?
- ¿Con qué otras lecturas u obras podría relacionar el texto leído?
- ¿Qué opina del texto? Argumente su posición frente a lo que se plantea en él.
- ¿Para qué le sirve el texto?
- En este punto, es importante realizar resúmenes, mapas conceptuales, dibujos, gráficos, etc., que le sirvan para esquematizar la información más importante y su estructura, de esta manera podrá organizar las ideas en forma clara.
- Si es posible, comente el texto con otras personas, contraste su lectura con la de sus compañeros y profesores; esta retroalimentación es clave para construir saberes más sólidos.
Y no olvide…
Para que un texto cobre sentido, debe
apropiarse de él; habitarlo. Con este fin, es importante que recuerde que toda
lectura es una excusa para conocerse a sí mismo, explorar el mundo y construir
su propio discurso, por lo que antes de abordar el texto debe preguntarse cuáles
son sus inquietudes personales, a partir de qué preguntas va a abordar el texto
y por qué lo hace. En otras palabras, el significado del texto nunca está
completo y siempre depende de lo que usted busque en él, de que lo convierta en
un aporte útil a su auto-construcción.
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